Antropología ANTROP.

(del griego þ<2DTB@H, anthropos, hombre y 8`(@H, logos) Etimológicamente es el estudio o la reflexión general acerca del hombre en todas sus dimensiones: biológicas, culturales y sociales. Dentro de la antropología general, cada una de estas dimensiones ha originado subdivisiones o antropologías regionales: la antropología física, la antropología cultural, la antropología social, mientras que el estudio general y holístico del «hombre» seguiría correspondiendo fundamentalmente a la antropología filosófica.


Si bien Aristóteles creó el adjetivo anthropologos (Ética a Nicómaco, IV, 8, 1125, a 8), no puede afirmarse que fuera el fundador de la antropología ya que, para él, este término solamente tenía el sentido de un hablar en general sobre el hombre, sin que tal hablar pudiera originar un conocimiento positivo. De hecho, el término antropología parece haber sido empleado por vez primera, en un sentido cercano al de su etimología, en el s. XVI, en una obra titulada Psicología antropológica o doctrina del alma humana. Segunda parte de la antropología: esto es, la fábrica del cuerpo humano, de M. Hundt, de Leipzig.

El dualismo psico-físico cartesiano condujo a la antropología hacia el estudio de estos dos polos: el alma y el cuerpo. A partir de ahí se originó la separación entre una antropología física y una antropología del espíritu o filosófica que, marcadas por aquel dualismo, se mantuvieron separadas y sin apenas conexiones entre sí. De esta manera, al haber tratado el cuerpo humano como sustancia extensa y al haberlo separado del pensamiento, Descartes legará a la posteridad un dualismo extremo entre el hombre máquina y el «fantasma en la máquina». Pero este planteamiento, al tratar el cuerpo como mera extensión, tenía la ventaja de desvincular el cuerpo humano de la correspondencia mágica entre macrocosmos y microcosmos, y de dejar de considerar al hombre como imagen de Dios. De esta manera, incluso con su dualismo a cuestas, el hombre cartesiano y postcartesiano se integraba en el mundo natural.Así, en la época moderna, al igual que podía constituirse una nueva cosmología (ciencia del mundo) y una nueva ciencia independizada de la teología, aparecía la posibilidad de constituirse una antropología o ciencia del hombre, independizada también de la teodicea, puesto que el estudio del hombre ya podía entenderse independientemente del estudio de su «creador». Este impulso será proseguido por el empirismo naturalista, que abandona el deductivismo y las ideas innatas del cartesianismo, y se plantea la que será la cuestión fundamental de la filosofía del s.XVIII: ¿en qué consiste la naturaleza real del haleza real del hombre?, cuestión que estará también en el centro del pensamiento de Rousseau.

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